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martes, 11 de octubre de 2011
A te @ 15:35

La mira, ella también la mira. Se miran, tratan de entender que esconde la otra con ese deseo inexorable de que la otra se de vuelta y todo continúe como continuaba todo un día normal. Sin embargo, deciden no ceder. Se miran, ella con esa irrespetuosa mirada que invita a la otra a castigarla, observando con ojos de quien no le teme a la autoridad, que no cede ante una. La otra la mira con esos ojos que interrogan y con ese ceño fruncido que está en desacuerdo. Finalmente y muy lentamente, haciendo a la otra desear que lo haga rápido, saca ese papel que la traicionó con ese ruido que produce al moverse, al chocarse contra las otras cosas que estaban debajo de su escritorio. Con cada segundo que ella tardaba en sacar el papel traicionero, la sonrisa de la otra se iba ensanchando cada vez más. Esa sonrisa prometió disfrutar cada minuto del castigo que iba a implementar, y más cuando esa misma sonrisa se duplicó en la cara de la que estaba sacando el papel. El movimiento finalmente cesó cuando ella dejó el papel sobre su escritorio, aún con esa sonrisa arrogante que se dibujaba en su rostro. La otra agarró el papel, y a medida que lo examinaba detenidamente, descubrió que nada tenía que ver con ella: era de otra asignatura. Sin rendirse, buscó otro papel que pudiese comprometerla, deseando con todo su ser que así fuera. No encontró otra cosa que un pañuelo descartable usado. Ella había ganado esta vez.

about
you think you know me.


Les tengo miedo a los pulóveres, al mousse de chocolate y no sé chiflar. Tampoco puedo chasquar el pulgar con el dedo del medio de la mano izquierda, simplemente el ruidito no sale. Con la derecha sí.



Nunca me salió hacer ni la vertical ni la medialuna, no tengo habilidades deportivas ni pretendo tenerlas. Si volvemos a los miedos puedo agregar que le tengo miedo justificado a los chocolates amargos y descendientes.


Amante desamparada de James Blunt y Michael Bublé. No empiezo con la literatura porque el punto final estaría muy lejos de esa instancia. Mejor lo dejo así.


Casi me olvido de aclarar que a parte de los pulóveres y de ciertos tipos de chocolates también odio a los mosquitos. Suelo considerarlos como los insectos más inútiles del reino animal.

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